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Con motivo del cierre del Ciclo de Introducción a la Sabiduría Egipcia, los estudiantes y voluntarios de Nueva Acrópolis Zaragoza hemos visitado la exposición "Momias Egipcias" en el vanguardista edificio del CaixaForum. La mayoría de las piezas son de carácter funerario y hacen referencia al concepto que los egipcios tenían de la muerte y de la dimensión de ultratumba. Por nombrar algunas de ellas, se pueden ver desde simples amuletos funerarios, pasando por jeroglíficos tallados en piedra o escritos en papiros, hasta sarcófagos policromados y las tan admiradas y enigmáticas momias.

 La belleza que transmiten las obras es indiscutible, la armonía de las formas, la excelente ejecución, en general la calidad artística; sin embargo detrás del aspecto formal y artístico subyace un mensaje trascendente y sagrado en toda la exposición que evidencia la importancia que concedían los egipcios al ámbito espiritual, es más, para ellos la vida física no era más que una expresión más de la vida metafísica.
De esta manera concebían un Dios primordial que dependiendo del plano de expresión en el que se manifestara adquiría formas o aspectos diferentes, aunque en esencia siempre era el mismo, al igual que la energía que se puede concretar como calor, velocidad o electricidad entre otras muchas formas. Ese Dios primordial, Conciencia universal, Causa sin causa, Absoluto, Lo Uno, llamémosle como queramos, para los egipcios era el sustrato de todas las manifestaciones del universo y como no, también del ser humano, y abarcaría todas sus dimensiones, desde lo más denso como su cuerpo físico hasta lo más sutil como sus pensamientos y alma espiritual. Esta manera de concebir el mundo y la vida, es sumamente práctica y esperanzadora, porque podemos aprender a percibir la esencia verdadera de todas las cosas, situaciones o circunstancias que nos suceden o rodean, más allá de las apariencias formales o sensibles. Si vemos lo realmente importante en todo, podemos conectar nuestra parte más noble con aquello (en especial en nuestros semejantes) que es de su misma naturaleza y a lo que siempre ha estado unido, porque proceden de una misma entidad espiritual que los Egipcios daban el nombre de Atum, la conciencia universal. Sin duda, se trata de una visión mucho más amplia de la realidad y que nos ayudaría a todos a comprender que formamos parte de una gran familia llamada Humanidad, y en consecuencia a relacionarnos como verdaderos hermanos.

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