La filosofía estoica ha sido la protagonista una tarde de invierno en Nueva Acrópolis Zaragoza, de la mano de uno de sus máximos representantes en la época romana: el Emperador Marco Aurelio.
Un hombre que a pesar de ostentar el poder máximo del mayor imperio que ha existido sobre la Tierra, supo con inmensa sabiduría vivir y transmitir las enseñanzas de una filosofía moral, arraigada en lo cotidiano y en el esfuerzo personal por conocerse mejor para alcanzar la felicidad.
Marco Aurelio nos muestra su claridad de juicio en sus reflexiones y máximas, muchas de ellas escritas, según nos cuentan los historiadores; en su tienda de campaña durante la noche, mientras dormían las legiones que comandaba.
Nos dice que las “pasiones” (afectación o sufrimiento), son un error de juicio. Para subsanar este error tenemos que recurrir a lo que él llamaba “Principio rector”, capaz de poner orden en el alma humana.
También nos habla de un principio estoico muy práctico: volcar nuestra energía y determinación en lo que depende de nosotros exclusivamente.
La aceptación profunda del “Kosmos”, del orden natural, de lo que sucede tal como es en realidad a través de un examen recto es fundamental para vivir en paz, sin perturbación, alcanzando la denominada ataraxia estoica.
El gobierno de uno mismo o “autarquía”, el dirigirse por unos principios morales sólidos, enraizados en las leyes naturales permiten al ser humano ser protagonista de su vida y no estar al arbitrio de las circunstancias externas.
Éstas son pequeñas perlas de sabiduría estoica que gracias a Marco Aurelio, entre otros filósofos de esa escuela, podemos aplicar en nuestra vida cotidiana porque son claras, concisas, útiles y tremendamente actuales. Filosofía para vivir en tiempos difíciles........