María MolinerEl espíritu comprometido de una bibliotecaria

El papel de la mujer ha determinado un aporte de vital importancia en el desarrollo científico, social y humanístico, mujeres con valía que han traspasado su condición, dejando un legado a la sociedad. Una de las más reconocidas dentro de la Lexicografía Hispánica del siglo XX, es sin duda María Moliner.

Una mujer emprendedora y vital, de firmes convicciones con una trayectoria personal y profesional marcada por enfrentamientos sociales y culturales que le tocó vivir. Su gran pasión, difundir el interés por la lectura y la verdadera educación, fomentando la cultura a través de una red de bibliotecas.

Nacida en Paniza (Zaragoza), el 30 de marzo de 1900. A la edad de 16 años es nombrada secretaria redactora, adquiriendo un valioso conocimiento filológico, con la oportunidad de revisar el Diccionario de la lengua Castellana, esta perspectiva produjo en su mente luces que alumbrarían su porvenir.

Regresa de La Facultad de Filosofía y Letras de la universidad de Zaragoza con brillante matrícula de honor y enseguida ocupa su primer cargo en el Archivo Archivo General de Simancas (Valladolid), posteriormente se traslada al Archivo de la Delegación de Hacienda en Murcia en donde conoce al que sería su marido Ramón Ferrando, Catedrático de Física de la Universidad de Murcia, nombrada Delegada del Patronato de Misiones Pedagógicas convirtiéndose en la impulsora de un cambio social y educativo incorporando ideas nuevas y modernas para la época. A la edad de cincuenta años se embarca en una aventura intelectual colosal, un impulso insuperable la llevó a plasmar aquel proyecto sin límites; su Diccionario fue el gran reto de su vida, a partir de su formación filológica, su experiencia lexicográfica y de su propia perspicacia lingüística, creó un diccionario que rompió con la manera tradicional de concebir la lexicografía. Más que un mundo de palabras era una interpretación del mundo a través del idioma, así su gran obra confluyó en un aporte magistral; el Diccionario de Uso del Español, no sólo un referente cultural, sino un valor moral añadido, por su azaña en 1972 fue nombrada candidata para ocupar el sillón B de la Real Academia Española de la Lengua causando expectación en el mundo cultural y periodísticoSu acción removió sueños y deseos olvidados que se habían desmoronado.

Fallece el 22 de enero de 1981, su brillantez nos dejó un gran legado para la posteridad. Fue una mujer excepcional que supo vivir con discreción y heroicidad, su vida estuvo siempre marcada por un constante afán de superación.

 

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